Maratheftiko y otras variedades de uva en Chipre

A las uvas les encanta el sol. Cuanto más sol reciban, mayor será el nivel de azúcar y, por lo tanto, mayor será la concentración. Las uvas también necesitan noches frescas para lograr acidez y frescura en sabor, así como clima seco para protegerse contra enfermedades y humedad. Chipre ha sido país vitivinícola durante milenios, y el vino solía ser un factor importante en la dieta chipriota.

Hay evidencia arqueológica de que el vino más envejecido del mundo se originó en la isla mediterránea hace 5.000 años. Luego pasó de Chipre a Grecia y luego a Roma. Dicen que Ricardo Corazón de León estaba tan sorprendido por el sabor del vino de Commandaria que en su banquete de bodas en Chipre, se apresuró a exclamar: «Es el vino de reyes y el rey de los vinos». Actualmente, sólo cuatro bodegas lo producen.

El Commandaria también es conocido como el vino de los templarios ya que dividieron la isla en comandantes, de ahí el nombre. A nivel internacional, Chipre es mejor conocido por el vino mencionado anteriormente. La mayor parte de la producción se basa en variedades locales de uva como Maratheftiko, Mavro y Xynisteri, aunque también se cultivan vides internacionales. La industria vitivinícola chipriota ocupa el puesto 50 a nivel mundial en términos de la cantidad total de producción (10.302 toneladas) y mucho más elevada per cápita.

Además, contribuye considerablemente a la economía chipriota mediante el cultivo, la producción, el empleo, la exportación y el turismo. Maratheftiko es una variedad de uva antigua autóctona de Chipre. Se cultiva en cantidades escasas alrededor de la isla, pero principalmente en la región de Pitsilia. Con el renacimiento de pequeñas bodegas boutique en Chipre, esta variedad fue redescubierta a principios de la década de 1980.

Su cultivo está aumentando lentamente, ya que ofrece un carácter distintivo a los vinos locales. Keo, la bodega más grande de la isla, ha sido una de las empresas que impulsaron su crecimiento. Maratheftiko se produce en cantidades mínimas debido a la dificultad de cultivarlo. Se está trabajando mucho para crear conciencia e interés en la variedad.

El mayor obstáculo en la producción de Maratheftiko es que no es capaz de autopolinización, por lo que para reproducirse, debe plantarse junto a otra variedad de uva que está floreciendo al mismo tiempo. Cabe señalar que esta vid no tiene flores hermafroditas como muchas variedades de uva cultivadas y requiere coplantación con otros tipos para lograr la fertilización y el desarrollo de frutos. Como resultado de la mala fertilización, los racimos a menudo se ven muy afectados por Millerandage. Las estadísticas de 2004 revelan que el cultivo de Maratheftiko abarca 125 hectáreas, lo que representa menos del 1% de los viñedos de la isla.